“Klee fue un artista que se deleitaba con el estímulo imaginativo de todo cuanto veía”, sus fantasías arquitectónicas ocuparon un lugar especial en las inclinaciones de los arquitectos, del mismo modo que su contemplación pintoresca, Proyecto de un jardín de 1922, supone seguramente, una señal de apoyo al jardín moderno.
El cuadro data de sus años de docencia en la Bauhaus (1920-1931), “Interesado en este mundo polifacético”, Klee usó el símil de un árbol para describir su proceso creador, comparando (…) este sentido de naturaleza y vida y las interminables ramificaciones de su clasificación con las raíces del árbol. De ahí es de donde surge la savia, circulando a través del artista y de su imaginación. Él mismo es como el tronco del árbol. Afligido y emocionado por la fuerza de la corriente, él transmite lo que ha percibido… la copa del árbol se expande en todas las direcciones y se hace visible en el tiempo y el espacio, y lo mismo sucede con su obra. A nadie se le ocurriría esperar que la copa del árbol estuviera configurada igual que sus raíces.
Todo el mundo sabe que lo que está por encima del suelo no puede ser mero reflejo de lo que hay por debajo… pero son precisamente esas desviaciones, que son incluso necesarias por consideraciones plásticas, las que rara vez se conceden al artista. La gente ha llegado a acusar al artista de incompetencia y falsificación deliberada. Y , sin embargo, el artista, como el tronco de un árbol, no hace mas que acumular lo que procede de las profundidades y transmitirlo. Ni sirve, ni ordena, es solo el intermediario, lo que hace bella a la copa del árbol no es el artista; la belleza, simplemente, ha pasado a través de él.
(Douglas Cooper “Paul Klee”, en The Penguin Modern Painters, 1949, pp. 10-11, del texto de “Über die moderne kunst”, una conferencia impartida por Paul Klee en 1924, publicada en Berna en 1945, pp. 11-14)
Brown, Jane. “El jardín moderno”. Editorial Gustavo Gili, 2000, p. 29